Las contradicciones fueron evidentes pues, refiere, en primer lugar Malecón Tajamar es propiedad de Fonatur que es una entidad pública, y segundo, si fuera “algo privado”, no debieron estar policías estatales y municipales.
Causa consternación en las redes sociales la muerte de cientos de animales en manos de las maquinas. |
CANCÚN Q. Roo (apro).-
La tarde del 15 de enero, cuando parecía inminente la incursión de trascabos y
camiones al Malecón Tajamar, la activista Katerine Ender Córdova solicitó el
apoyo de la Gendarmería de la Policía Federal (PF) para frenar el ecocidio en
este predio de 59 hectáreas, propiedad del Fondo de Fomento al Turismo
(Fonatur).
La
representante de la agrupación Guardianes del Manglar de Cancún confiaba en que
los elementos de la Gendarmería, que apenas días antes había intervenido para
evitar el ingreso de maquinaria y trabajadores, impedirían la incursión
definitiva a Malecón Tajamar. Pero no fue así.
“Estoy fuera, pero le
dejo un número. Marque y ahí le van a atender”, respondió un elemento a la
activista.
Katerine
Ender marcó de inmediato, pero la respuesta no fue la que esperaba.
“No
podemos intervenir. Tenemos la orden. No podemos ir, es propiedad privada”, fue
la respuesta del mando de la PF que le contestó.
Horas
más tarde, alrededor de las 3 de la madrugada, entró un convoy de 150
vehículos, entre buldócer y camiones de volteo.
El
ingreso fue resguardado por granaderos de las secretarías municipal y estatal
de Seguridad Pública, por lo que la activista concluyó: “Claro que fue una
acción concertada”.
Además
Ender Córdova destaca que Fonatur, el gobierno estatal y el ayuntamiento de
Benito Juárez pasaron por alto que hay por lo menos media docena
de procesos legales para evitar la afectación a especies protegidas
dentro Malecón Tajamar, incluido el mangle.
Ninguna autoridad
intervino en atención a los recursos legales promovidos por organizaciones
ciudadanas y ambientalistas para proteger Tajamar”, lamenta.
La
incursión del convoy de 150 vehículos con el resguardo de granaderos, fue el
capítulo final de la destrucción que inició en julio de 2015, cuando
máquinas y trabajadores iniciaron con las obras de desmonte, al devastar
cuatro predios de Tajamar.
Desde
hace seis meses ciudadanos indignados empezaron las movilizaciones, y desde el
30 de julio instalaron tres plantones en los predios devastados con los
nombres: Cocodrilos, Máquinas y Table.
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